Manejo De La Pudrición Blanda En Pimiento Y Otros Chiles (Capsicum annuum, L.).
Acciones en campo y empaque
Introducción
La pudrición blanda o aguanosa de los frutos de pimiento y otros chiles del género Capsicum es causada por la bacteria Pectobacterium carotovorum o Erwinia carotovora subsp carotovora (Jones). Dicha pudrición suele presentarse inicialmente en frutos dañados y afectar también el sistema vascular de las plantas en ocasiones de alta infestación. La enfermedad se presenta mayormente en condiciones ambientales de alta humedad relativa en chiles cultivados tanto en campo abierto como en condiciones protegidas de malla sombra e invernadero, aunque es más frecuente cuando existe alta densidad de plantas y éstas son podadas o maltratadas con frecuencia durante las operaciones de cosecha. La incidencia de la enfermedad es mayor cuando los frutos sufren daños por pájaros, quemadura de sol, gusanos y roedores, ya que pronto empiezan a manifestar pudriciones blandas por la bacteria.
De los frutos afectados unidos a la planta, se presenta de manera constante un escurrimiento líquido con altas poblaciones de bacteria. Este exudado bacteriano mantiene húmedo a los tallos tiernos y suculentos durante periodos prolongados. Posteriormente, los tallos también empiezan a manifestar una pudrición acuosa de color café y con un olor fétido muy desagradable, de ahí la importancia de retirar periódicamente los frutos enfermos de las plantas y no dejarlos sobre los surcos de cultivo (Foto 1).
El daño más drástico de la enfermedad se manifiesta en la etapa poscosecha, aunque la fuente de inóculo se encuentra en el campo. En ésta etapa, los frutos muestran pudrición del área peduncular o cáliz con diferente grado de severidad, hasta que el fruto se desintegra completamente. En fruta ya empacada lista para comercializar, la enfermedad se esparce rápidamente llegando a podrir todos los frutos de una caja en poco tiempo, incluso de un pallet completo y en ocasiones hasta la carga de un tráiler si el problema no se ataca de fondo (Foto 2).
El ciclo de la enfermedad. La bacteria es muy común encontrarla en los campos de cultivo. Puede diseminarse de la vegetación en descomposición hacia las plantas en crecimiento por medio de las herramientas de poda y por los insectos adultos que son atraídos hacia los frutos o tejidos enfermos. Los frutos infectados que son invadidos por gusanos, usualmente representan la fuente de grandes cantidades de inóculo. La bacteria debe estar presente en heridas frescas para poder causar infección. Si una herida cicatriza antes de la inoculación, la enfermedad no se presenta. La presencia de chiles podridos y la poda de brotes y hojas, es la actividad que hace más susceptible a las plantas de ser infectadas por la bacteria.
Acciones en campo
- Eliminación de frutos enfermos (saneo). Esta es una buena práctica en la cual se debe utilizar costales o bolsas de plástico para recolectar y eliminar todos los frutos afectados por la bacteria. Recoger todo el material vegetal que se encuentre sobre los surcos de cultivo haciendo énfasis en frutos picados, heridos, rotos y podridos unidos a la planta o sueltos, ya que la bacteria ataca principalmente a plantas estresadas o dañadas cuando existen condiciones de clima cálido con alta humedad. Realizar aplicación de bactericidas antes y después de llevar a cabo el saneo. Es de suma importancia recoger los costales con los frutos podridos y sacarlos del lote para evitar el escurrimiento de los mismos hacia lotes sanos de cultivo.
- Desinfección de manos y tijeras de corte. Es importante que el personal de campo que realiza el saneo, lave y desinfecte sus manos y las tijeras de corte si fuera el caso, cada vez que realice un corte donde exista un fruto o una planta dañada por la bacteria. Se puede utilizar productos a base de cuaternarios de amonio (100-200 ppm) o agua clorada (150 ppm), asegurando que el pH de esta última solución se encuentre alrededor de 6.5. Cuando el pH es mayor: Se sugiere añadir al agua ácido acético, sulfúrico o fosfórico para bajar el pH a los valores mencionados. Cuando el pH es menor: Se sugiere añadir al agua hidróxido de sodio en escamas (sosa cáustica) para subir el pH.
- Capacitar al personal de cosecha para realizar el corte de fruta sin maltratar las plantas y/o dañar tallos, ya que plantas en mal estado con brazos rotos son más susceptibles. Es importante en lo posible que al personal que realiza la cosecha, se le proporcione desinfectante (esponja o atomizador), para que constantemente se desinfecte las manos cuando tengan contacto con plantas y/o frutos enfermos con la bacteria. También, es importante que se capacite al personal de cosecha para que no corte y ponga en la caja de cosecha frutos que presenten características de ataque por la bacteria (pared blanda, aguanoso, picado de pájaro, daño de sol, etc.), ya que esto promueve la transferencia de la bacteria hacia frutos sanos principalmente a través de la herida de corte (quichi).
- Control de vectores. Es evidente que mucho del daño inicial se debe a la picadura de frutos por pájaros y roedores, por lo que es de suma importancia establecer un sistema eficiente para ahuyentarlos o controlarlos.
- Cajas limpias de cosecha. Iniciar la cosecha con cajas limpias y desinfectadas y repetir el proceso de lavado y desinfección, de ser posible, después de la mitad de la jornada de trabajo. Establecer un sistema de lavado y desinfección de cajas y herramientas de cosecha al final del día. Se pueden desinfectar con solución clorada utilizando dosis de 150 ppm y ajustando el pH alrededor de 6.5, y/o algún otro de los desinfectantes mencionados.
- Aplicación de bactericidas. Se sugiere la aplicación de sulfato de gentamicina (850 g/Ha) a través del sistema de riego por goteo y combinar con aplicaciones foliares de gentamicina (850 g/Ha) o gluconato de cobre (2 L/ha). Adicionalmente, se pueden realizar aplicaciones foliares alternadas de bactericidas (antibióticos) como clorhidrato de oxitetraciclina (4 g/L agua) o sulfato de estreptomicina (6 g/L de agua). Es importante consultar las etiquetas de los productos antes de realizar las aplicaciones para revisar compatibilidad con otros productos, pH del agua, intervalo de seguridad, etc. Utilizar rotación de productos entre aplicaciones para reducir la posibilidad de resistencia de la bacteria.
Acciones en empaque
Es conocido que la enfermedad bacteriana tiene su origen en campo, de ahí que todas las acciones llevadas a cabo en el empaque para controlar la pudrición de los frutos se vuelven estériles si no existe un manejo integral de la enfermedad desde la producción y la cosecha.
- Recepción. Evitar largos periodos de exposición directa de los frutos al sol mientras esperan ser empacados así como en el trayecto del campo hacia el empaque. Establecer una rutina de lavado y desinfección de cajones después de vaciar la fruta así como los baldes utilizados en la cosecha. Asegurarse que el cuaternario de amonio o la solución clorada este en la dosis correcta.
Antes de iniciar las operaciones de empaque es conveniente lavar rodillos, cepillos, enceradora, bandas y bancos de llenado con una solución desinfectante de cuaternario de amonio (400 ppm) o de cloro (300 ppm) asegurándose que el pH de esta última solución se encuentre alrededor de 6.5, de lo contrario aplicar la regla mencionada anteriormente para subir o bajar el pH según sea el caso. Limpiar y desinfectar detalladamente por debajo de los bancos de los cepillos y en las uniones entre bandas y rodillos y a través de toda la banda de selección por donde circulan los frutos. Durante el vaciado de los frutos hacia las bandas de lavado y selección, descartar frutos con la presencia de la enfermedad para evitar que se propague el inóculo. También, durante la cosecha evitar enviar fruta enferma o con daños evidentes de gusano o pájaros hacia la empacadora. Posterior al vaciado, buscar la manera de que la fruta quede esparcida completamente sobre los rodillos para recibir la aspersión del agua clorada u otro desinfectante durante el lavado. No olvidar que el cloro es eficiente como microbicida solamente por contacto y el poder residual es mínimo (Foto 3). - Lavado y desinfección. Si se utiliza agua clorada para lavar y desinfectar, asegurarse que la concentración de cloro se mantenga entre 250 y 400 partes por millón (ppm o mg/litro) y el pH se encuentre alrededor de 6.5. Con éste pH, un 95% del cloro aplicado se encuentra en forma de ácido hipocloroso que es el que funciona como microbicida. Si el pH se sube a 7.0, solo un 75% del cloro aplicado estaría actuando como microbicida. Es de suma importancia calibrar los equipos de medición y registrarlos en bitácora. Así mismo, ddiariamente lavar con la solución desinfectante los cepillos por donde pasa la fruta durante el secado y por debajo de la enceradora, así como las bandas y uniones para evitar que se acumule fruta cortada que sirva como fuente de contaminación.
- Clasificación automática. Durante la clasificación de los frutos de manera automática, colocar protectores en las caídas de la seleccionadora hacia las bandas que los llevaran a los bancos de llenado, para evitar golpes principalmente en los hombros del fruto que son los más susceptibles, ya que la velocidad con la que son depositados sobre la banda suele ser de consideración.
- Enfriamiento. Limpiar, lavar y desinfectar cuartos fríos al menos una vez al mes con soluciones desinfectantes como cuaternarios de amonio (600 ppm) para eliminar también estructuras de otros patógenos poscosecha como esporas de hongos. Si se utilizan hidroenfriadores, añadir una solución desinfectante al agua (50 ppm de cuaternario de amonio o cloro). Pre-enfriar lo más rápido posible después de estibar, hasta alcanzar temperaturas entre 10 y 12°C (50 a 55°F). Colocar las estibas de tal manera que no existan fugas o aberturas en el túnel, para lograr que el aire frío solamente penetre hacia el túnel por las ventilas de las cajas. Revisar temperatura de fruto en diversos lugares a lo largo y alto de las estibas. Remover las estibas cuando el fruto alcance temperaturas promedio en todos los lugares de 50 a 55°F (10 a 12°C).
- Cuartos fríos. Controlar la temperatura del cuarto de almacenamiento entre 48-50° F. Evitar el daño por frío en los frutos (temperaturas inferiores a 45°F), de manera que no se exprese este problema y se desarrolle mayor encafecimiento de la herida de corte. Al regular el pH de la solución clorada durante el lavado a valores de 6.5, el poder oxidativo de la solución será menor y por lo tanto menor será la oxidación del área de corte.
- Transporte. Asegurarse de limpiar y desinfectar todas las cajas de los tráileres antes de cargar la fruta con una solución de 600 ppm de cuaternario de amonio o de 300 ppm de cloro con pH de 6.5.
Los autores son investigadores del Centro de Investigación Alimentación y Desarrollo, A.C. Unidad Culiacán.Carretera a Eldorado Km. 5.5. Campo El Diez. Culiacán, Sinaloa, México. 80110.