Un mal uso de los plaguicidas provoca problemas de fitotoxicidad en el cultivo y resistencia de la plaga a las materias activas empleadas, así como repercute negativamente sobre la sostenibilidad ambiental y la salud de la población.
- Introducción
- Riesgos
- Medidas para disminuir el riesgo
Introducción
Una sustancia plaguicida es toda aquella sustancia o mezcla de sustancias destinadas a cualquiera de los siguientes fines:
- Combatir agentes nocivos para los vegetales y prevenir su acción.
- Favorecer o regular la producción vegetal.
- Conservar los productos vegetales.
- Eliminar malas hierbas y/o prevenir su desarrollo.
- Hacer inofensivos, destruir o prevenir la acción de organismos nocivos o indeseables distintos de los que atacan a los vegetales.
Riesgos
Riesgos para la agricultura
Un mal uso de los plaguicidas provoca problemas de fitotoxicidad en el cultivo y favorece la aparición de resistencias de la plaga a las materias activas empleadas. En general, los grandes riesgos derivados de la aplicación no racional de plaguicidas se pueden resumir en los siguientes puntos:
- Eliminan predadores naturales de las plagas.
- Provocan la aparición de resistencias, que consiste en la habilidad e in organismo para tolerar dosis de un tóxico que son letales para la mayoría de los individuos en una población normal de la misma especie. Esto por tanto implica la necesidad de nuevos productos cada vez más tóxicos y utilizados a dosis más elevadas.
- Alteran el equilibrio ecológico al eliminar eslabones de la cadena trófica provocando la aparición de nuevas plagas por ausencia de predadores o competidores.
- La acumulación de plaguicidas, tanto en el suelo como en el agua, puede resultar perjudicial para especies que se cultiven en ese suelo posteriormente.
- Si la dosis de plaguicida es excesiva, puede tener un efecto fitotóxico sobre el propio cultivo. Existen numerosos factores a tener en cuenta como el estado vegetativo del cultivo, la climatología, los coadyuvantes o aditivos, las mezclas con otros productos, etc.
Por otro lado, debido a las contraindicaciones derivadas del uso excesivo de plaguicidas, los cultivos transgénicos pueden resultar una alternativa. Se ha demostrado que con la introducción de cultivos transgénicos, la utilización de insecticidas se ha visto reducida, tanto en frecuencia como en volumen, en la mayoría de los cultivos (los mejores resultados se han obtenido en algodón Bt). Además, al no necesitar la aplicación de plaguicidas de amplio espectro, se reducen los daños a insectos no diana, favoreciendo así que las comunidades de insectos cambien.
Riesgos para el medio ambiente
El mal uso de los plaguicidas puede provocar la contaminación del aire, agua, suelo y de los propios cultivos. Por ejemplo, cuando se realizan tratamientos aéreos, se abarca una gran extensión de superficie. Si se tiene en cuenta que el tamaño de partícula es bastante pequeño, la deriva del plaguicida mediante estos medios de aplicación es demasiado elevada. Por otro lado, en cuanto al suelo y agua es fundamental controlar que la cantidad de producto utilizada sea la adecuada debido al arrastre en profundidad (lavado) y superficial del producto.
Una vez que ha llegado un plaguicida al ambiente, su distribución y persistencia en el medio es una compleja, función que depende de numerosos factores físicos, químicos y biológicos. La disipación de los plaguicidas en condiciones de campo suele ser muy rápida. Sin embargo, si éstos son resistentes a algún factor capaz de atenuar su efecto, pueden permanecer activos durante mucho tiempo y alcanzar, a través de corrientes de agua, aire, alimentos, etc., una gran difusión.
Los plaguicidas modifican los equilibrios biológicos directa o indirectamente debido a que:
- Favorecen la extinción tanto de especies perjudiciales como beneficiosas.
- Provocan la aparición de resistencias en muchas de las especies contra las que se lucha, por lo que favorece el desarrollo de especies más agresivas.
- Los plaguicidas estables se acumulan en aguas, alimentos y organismos, dando lugar a consecuencias negativas a medio plazo.
Por tanto, queda clara la necesidad de estos productos en la actividad agraria, pero existen soluciones que mitigan sus efectos nocivos sobre el medio ambiente, como pueden ser la lucha biológica, integrada y el uso de especies resistentes / tolerantes a determinadas plagas y enfermedades. De este modo, se puede reducir la utilización de plaguicidas y por tanto sus efectos negativos.
Riesgos para la salud
Los plaguicidas plantean problemas graves para el hombre a corto y largo plazo, debido a la capacidad de provocar daños en el organismo que tienen muchos de estos productos (neurotoxicidad, carcinogenicidad, mutagenicidad, alteraciones del sistema inmune, alteraciones hormonales, etc.). Estos productos se encuentran en gran cantidad en el ambiente, lo que supone una grave amenaza para la salud.
Según al grupo químico al que pertenezcan, sus efectos tóxicos difieren:
- Organofosforados: son productos altamente tóxicos que se absorben con rapidez por las vías respiratorias, piel o por medio de ingestión.
- Carbamatos: son productos altamente tóxicos que son capaces de incorporarse al torrente sanguíneo muy rápidamente.
- Organoclorados (a este grupo pertenecía el DDT): afectan al sistema endocrino y nervioso, siendo altamente mutagénico y carcinogénico.
- Piretroides: afectan al sistema nervioso e inmunológico, además de causar alteraciones en la piel.
Las intoxicaciones agudas pueden provocar efectos reversibles como náuseas, mareos, dolores abdominales, etc. Por otro lado, exposiciones continúas pero a menores dosis pueden dar lugar a la aparición de problemas respiratorios, cutáneos, psicológicos, neurológicos, etc. Por ejemplo, un estudio de la US Environmental Protection Agency demostró que niños, entre 8 y 15 años, que presentaban residuos de plaguicidas en la orina, tenían mayor probabilidad de sufrir déficit de atención e hiperactividad.
Los grupos de mayor riesgo son los fetos, bebés, niños, adolescentes, mujeres embarazadas, madres lactantes y mujeres en edad fértil. De todos modos, los niños corren un riesgo mayor que el de los adultos, ya que la relación existente entre la cantidad que comen y su peso es mayor.
Los residuos de plaguicidas pueden persistir incluso en los zumos de frutas y verduras. Según la EWG (Environmental Working Group), los alimentos con niveles de plaguicidas menores son los siguientes:
FRUTAS | VERDURAS / HORTALIZAS |
Piña | Cebolla |
Aguacate | Maíz dulce |
Mangos | Lechuga |
Kiwi | Guisantes |
Melón | Espárragos |
Sandía | Berenjenas |
Boniatos | |
Champiñones |
Medidas para disminuir el riesgo
Medidas para disminuir el riesgo para la agricultura
- Utilización de productos autorizados en función del cultivo en el que se vaya a realizar la aplicación.
- Ajuste de la dosis a emplear.
- No realizar tratamientos reiterativos con la misma materia activa, alternando incluso los grupos químicos a los que pertenecen.
- Realizar los tratamientos cuando sean estrictamente necesarios.
- Utilizar productos fitosanitarios selectivos frente a los de amplio espectro.
- Realizar tratamientos únicamente cuando el patógeno supere el umbral de daños económicos.
- Respetar los plazos de seguridad establecidos.
Medidas para disminuir el riesgo para el medio ambiente
- Tratar únicamente cuando las condiciones meteorológicas sean adecuadas.
- Cuidar las condiciones nutritivas de los cultivos (riego y fertilización).
- Alternar cultivos para favorecer los fenómenos de competencia.
- Emplear la maquinaria adecuada para la aplicación.
- Llevar a cabo métodos de lucha integrada.
Medidas para disminuir el riesgo para la salud
- Emplear formulaciones de baja toxicidad y preferiblemente acuosas y/o sólidas por su menor capacidad para atravesar tejidos humanos.
- Disminuir la exposición directa del aplicador con el producto, disponiendo siempre de la protección adecuada.
- Realizar las aplicaciones de espalda a la dirección del viento siempre que se realicen a pie o tractor, empleando maquinaria acoplada al elevador hidráulico delantero. Cuando se tenga que aplicar un plaguicida con viento de frente, se hará utilizando equipos acoplados al elevador hidráulico trasero o remolcados por el tractor. En el caso de tratamientos en el interior de un invernadero, se deben hacer caminando hacia atrás y tratando de no regresar nunca por la calle tratada.